Una sesión de Reiki está centrada en la sanación de la persona que la recibe, mediante la canalización de energía universal y la imposición de manos. Buscando el equilibrio y la armonía en los cuatro cuerpos de la persona, físico, mental, emocional, y espiritual
Durante la sesión, la persona se recuesta cómodamente mientras el terapeuta coloca sus manos sobre o cerca del cuerpo, canalizando energía universal hacia diferentes zonas. Esta energía
ayuda a liberar bloqueos emocionales, mentales y físicos, permitiendo que la energía vital fluya libremente.
Cada persona experimenta el Reiki de forma única: algunas sienten calor, hormigueo o una sensación de paz profunda.
En resumen, una sesión de Reiki es un momento de sanación, conexión y bienestar que ayuda a restaurar la armonía interior y renovar la energía vital.